lunes, 1 de octubre de 2018

El Tío Ciriaco




-¡Luuuciiiaaa! ¡Bájate las mecedoras de la camara, que queremos tomar el fresco!

La "camara" es el nombre que recibe el desván, en mi pueblo.

Hasta que cumplí los quince años, ese lugar estaba sin acabar de hacer. Las paredes eran de ladrillo, el suelo de cemento recubierto de arenilla y no tenía enchufes, ni luces, salvo en una pequeña habitación, la única construida dentro de la camara, por el momento.

Subir allí daba realmente miedo, al menos si eras una niña. Así que uno de los momentos más terroríficos, era cuando me pedían algo de allí arriba.

-¡Voy contigo Luci!- decía mi primo, pese que a él le daba casi más miedo que a mí, subir ahí.

-Tienes que merendar, déjala que ella ya sabe hacer las cosas sola- le decía mi abuela con una mirada y una sonrisa, que jamás me había dedicado.

Entonces cuando estaba subiendo los últimos escalones, algo me tocaba la espalda y era él. Que alivio sentía al verlo ahí conmigo.

Abría el pomo despacio de aquella puerta de madera marrón y la oscuridad más absoluta se abría paso majestuosa ante nosotros, como una grandiosa boca de lobo. Una ligera brisa recorría ese lugar, pues los huecos de las ventanas solo tenían viejas persianas de tablillas de madera colgadas, sin puertas. Y se escuchaban como golpeaban los extremos contra la pared haciendo un sutil: "Clap, Clap". Entrabamos sin ver absolutamente nada y pisábamos algo blando que crujía, siempre me daba impresión ese sonido. Era una alfombra redonda muy grande de paja que había justo delante de la entrada, pero era tan grande que recubría una zona bastante amplía del suelo. Nos acercábamos a tientas a la única habitación construida, para poder tener algo de luz, escuchábamos los pequeños: "iiiii, iiiiii, iiiiii" que venían del interior de las paredes, pues en la pared de ladrillos que daba a la calle, vivían dentro de ellos, toda una comunidad de murciélagos.

Por fin llegábamos al dormitorio y encendíamos la luz, eso permitía que al menos el resto de la estancia, aunque muy poco, se iluminara.

Entonces se descubría ante nosotros una cama de matrimonio enorme de hierro de color azul y una gran muñeca de porcelana vestida de época, sentada encima. Cajas, sombreros y mecedoras por todos lados, algunas de hierro plegadas, las que teníamos que bajar abajo y otras de madera, colocadas de esa forma que tanto asustaban en las películas de miedo.

Siempre las miraba de reojo, por si alguna se comenzaba a mecer sola.

Y si todo eso no fuera suficiente para dos niños de ciudad, en frente justo, donde el triángulo de luz se proyectaba, estaba el gran retrato del Tío Ciriaco.

Dios, que miedo daba ese cuadro. Ese semblante tan severo, esa mirada tan triste, ese color viejo en tonos sepias. Esas ropas antiguas. Ahí estaba, observando todo lo que hacíamos y no podíamos sentir más miedo.

Había todo tipo de leyendas sobre él, en la familia.

Mi primo y yo cogíamos las mecedoras lo más rápido posible, apagábamos la luz y salíamos de allí, conteniendo la respiración. Cerrábamos aquella puerta y por fin, respirábamos tranquilos.

Cuando terminábamos de colocar las mecedoras en la calle, nos sentábamos en el tranco de la puerta y hablábamos sobre lo que nos habían contado de ese hombre.

Que era el tío abuelo de nuestra abuela, que había sido muy rico pero que después su descendencia, había perdido todo el dinero... que se batió en duelo para conseguir el amor de la que fue su esposa y que esta, era una antepasada de una de mis mejores amigas del pueblo.

Que no se llevaban bien y él se sintió, desdichado.

Y entonces escuchábamos el "clap clap" que venía de las persianas de arriba y dejábamos de hablar del tema, no fuera a ser, que nos estuviera escuchando...

El Tío Ciriaco.





(continuará...)

24 comentarios:

  1. Estas historias de buhardillas--Quién no las ha vivido!
    Recuerdo la de mi abuela que sólo subí una vez en la infancia,aunque no era muy oscura,no me gustaba subir
    Los muebles antiguos,las fotos,tal vez una tela de araña...
    Y ahora seguro que cogeríamos todo para decoración.
    Pero de niños ,es superior el miedo que produce lo desconocido y en tu caso,los ruidos de la alfombra,de los murciélagos,de la foto del tío Ciriaco.Seguro que detrás de él SÍ había una gran historia.Cuánto no esconderan las paredes de la casa de los abuelos!!
    Menos mal que tu primo te acompañó en la aventura(sonrisa)
    De todas maneras,los desvanes o buhardillas tienen un encanto especial.Es como una caja enorme de recuerdos.Me encantan las historias que me son cercanas.
    Besucos preciosa y cuidadoooo con las mecedoras

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    1. Hola mi querida Gó :) Tienes razón, ahora miro con ojitos de deseo cada cosa antigua que veo, pero de pequeña algunas me daban miedo. En el relato he obviado algo que siempre me ha dado mucha risa y es que en mi pueblo (bueno en verdad es el pueblo de mi madre) le llaman a los murciélagos "morciguillos" jajajaja

      Gracias por tus palabras tan lindas siempre, cariño. ¡Besitos! :*

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  2. Una historia real, -en qué casa no había un desván, unas amacas y un retrato del tío abuelo de alguien.-

    Gráfica y bien contada. Hay detalles que nos hacen vivirla como propios en estos momentos.

    Bonito relato Lua.

    Abrazos.

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    1. Hola Ernesto :) Los relatos que escribo dentro de la etiqueta "el verano" son recuerdos de mi infancia, mi nombre real es Lucía.

      Gracias por tus bonitas palabras :)

      Besos.

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  3. Crecemos para superar los miedos de la infancia y, realmente, solo nos rodeamos de miedos nuevos.

    Como siempre muy bien contado ese recuerdo. Y me gusta como lo llenas de detalles que lo hacen visual.

    Me encanta que vuelvas a escribir.

    Pd: Mecedoras, muñecas, retratos, murciélagos tras la pared y ¿no tenían servilletas? ¡¡Que fallo!!

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    1. ¡Jajajajajaja!! ¡Guille bonito!! :D

      Es verdad... ¿eh? mira que no tener servilletas de papel... pero no te preocupes, que siempre me hacía de unas cuantas del único pub, donde íbamos toda la juventud y niños del pueblo.

      Gracias por tus palabras :) yo también estoy contenta de ir retomando poco a poco todo lo que dejé a medias antes de marcharme. ¡Besitos!! ♡

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    1. ¡Hola Susana!! :) No tengo el gusto de conocerte, pero enseguida lo remedio!! Gracias por pasarte por este pequeño desván ♡

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  5. al entrar en un lugar así abandonado, cualquier ruido asusta, y quizá es sólo una madera crujiendo, unos murciélagos como los de tu relato... :) se supone que todo tiene una explicación natural, pero el miedo es libre!
    lo siento por el tío ciriaco. en épocas pasadas, la tristeza quizá era menos llevadera. ahora tenemos más distracciones que no nos solucionan los problemas pero nos evaden un rato...
    me encanta la foto del principio, con los muñequitos y las miniaturas!
    besos!!

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    1. Hola Chema :) no sabes que felicidad siento cuando te veo aparecer, me encantan tus comentarios, siempre me despiertas una sonrisa. Ayer estaba con un poco de vergüenza... con lo de la canción... y me reconfortó mucho que aparecieras ♡

      ¡Muchas gracias guapísimo! (Si tienes alguna pagina de fb me encantaría seguirte). ¡Besitos!!

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    1. ¡Mucha liiindaaa!! ♡ Cielo si disfruto mucho mucho leyéndote, es un placer.

      Eres maravillosa.

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  7. Alguien siempre escucha todo lo que tenemos para decir, aun quien no queremos que se entere...

    Saludos,

    J.

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  8. Hola Lua los desvanes son propicios para pasar miedo y descubrir secretos de familia.
    En tu caso pasaste un buen rato después hablando del tema sobre la mecedora.
    Hay los desvanes de las casas de los abuelos ,cuantos secretos guardan.
    Beso
    Puri

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    1. Hola Puri :) años después toda esa parte se reformó y se convirtió en una planta más de la casa, con habitaciones confortables, pero a mí y a mi primo nos siguió dando un poco de yuyu subir... jajaja También es que las camas, baúles y lavabos antiguos, dan respeto aunque todo lo demás tenga un aspecto más actual.

      ¡Besitos guapísima! ♡

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  9. Uy si da miedo esos sonidos. Buena historia.

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  10. Siempre me han dado miedo los desvanes y nunca he subido sola. Una historia muy buena.
    Besitos

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    1. Hola Marta :)) gracias por pasarte preciosa. A mi me daba menos miedo si me acompañaban, pero menos mi primo nadie más estaba por la labor jajaja ¡Besitos!!

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  11. LUA QUERIDA
    con tu magia me llevas a ser niña de nuevo
    a volver a creer en Los Reyes Magos

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  12. si quieres escribirme cuenta conmigo siempre
    un abrazo y sigue siendo la magia que eres

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