lunes, 14 de junio de 2021

Querida Beatrix Potter

Hay algo delicioso en escribir las primeras palabras de un cuento, nunca se sabe a dónde te llevarán”. Beatrix Potter

(Nacida en 1866, Beatrix Potter fue una escritora e ilustradora de literatura infantil, y naturalista. Conocida por sus hermosos cuentos infantiles ilustrados. Hoy en día también se la reconoce por haber sido una de las primeras en observar que el liquen es una asociación de algas y hongos).

Aunque las monjas ya nos habían leído alguna vez en el colegio, algún cuento sobre Perico (Peter Rabbit), no fue hasta que fui adulta que me interesé por esta autora.

Más concretamente después de ver la película estadounidense-británica Miss Potter protagonizada por Renée Zellweger en el papel de Beatrix Potter y por Ewan McGregor en el papel de Norman Warne (el primer amor de la escritora fallecido después de comprometerse).

Pero el verdadero amor que ahora profeso por su obra no llegó realmente, hasta que me topé en la librería con un libro enorme: 'Beatrix Potter - Cuentos Completos'.

Un lujoso volumen que reúne los veintitrés cuentos y poesías de Beatrix Potter. Los textos están completos y sin abreviar, y se incluyen todas las ilustraciones originales, tanto las de color como las de blanco y negro.

Los cuentos están además, colocados en el orden en que se publicaron por primera vez.

Es un libro maravilloso, gracias a él supe muchísimas más cosas de la autora y pude disfrutar de todos sus escritos e ilustraciones.

Me pareció encantador saber que “The Tale of Peter Rabbit”, más conocido en España como “Perico el conejo travieso” y como “El cuento del conejo Pedro” en Latinoamérica, fuera dedicado originalmente a un niño llamado Noel Moore, el hijo de su antigua institutriz con quien mantenía correspondencia.

“Querido Noel, cómo no sé qué escribirte, te contaré el cuento de cuatro conejitos….”

 

A veces ocurren cosas que me resultan mágicas, coincidencias especiales y maravillosas. Y algo de eso ocurrió con uno de sus personajes.

 

Nada más ver a la Sra. Bigarilla (Mrs. Tiggy-Winkle), una eriza entrañable y preciosa, me enamoré de ella y cuál fue mi sorpresa al ir a leer su cuento…


 

Se me abrió la boca muy grande y los ojillos se me humedecieron, porque si hay algo que a mi madre le gusta hacer en el mundo es planchar, no, en serio. Podría estar horas, cosa que jamás entendí porque yo lo odio, aunque cuando era pequeña eran de mis momentos favoritos. Ella a menudo me dice lo mucho que le apena que de sus tres hijas con la que menos pudo pasar tiempo fue conmigo y es algo que a mí también me pesa en el corazón, pero aquellos ratitos los domingos por la tarde, en los que nos quedábamos solas, porque mis hermanas ya tenían edad de irse de paseo y mi padre se iba también a lo suyo. Yo me sentaba en la sillita de madera que mi madre usaba después en las noches para leerme cuentos, y mientras ella planchaba animada y con su dulce sonrisa eterna, hablábamos de un sinfín de cosas.

 

Aún hoy si te olvidas de casualidad alguna prenda de vestir en su casa, ten por seguro que te la devolverá perfectamente planchada, seas quien seas. En serio :)

 

Así que de esas cosas que a veces ocurren y que realmente las siento mágicas… la Sra. Bigarilla planchaba mientras a su lado sentada, estaba, una niña llamada Lucía.

 


Y entre las prendas que planchaba, además estaba el chaleco de un petirrojo.

 

¡Un Petirrojo! 

 

En estos cuentos, siempre había alguno danzando por ahí :)


Un septiembre, en mi cumple,  el Sr. Luno aquí más conocido como misojillosazules me regaló esta pequeñina…

 


Casi me lo como a besos…

 

En el cumpleaños del año siguiente recibí otras tres figuritas más y un pequeño libro en inglés…


 


Esta vez el protagonista era Benjamin, otro de los personajes más queridos de los cuentos de Beatrix Potter.



Me hace especial ilusión que este cuento sea prácticamente idéntico a los originales de 1902. Pues eran así, pequeños y ligeros. Lo quiso así la autora para que a los niños les resultase fácil manejarlos.

 

Beatrix Potter tuvo una vida larga y espero de corazón que además fuera feliz, pues aunque le pasaron algunas desgracias, como a todos, realmente consiguió vivir a su manera en una época en la que no era fácil hacerlo.

 


(Si quieres saber algo más de ella, aquí te dejo la anterior entrada donde hablo un poco más de su vida y donde prometí además que el próximo día os contaría por qué me gusta tanto, lo que no sabía es que el próximo día seria tanto tiempo después).



- Conociendo a una mujer extraordinaria. - 





lunes, 7 de junio de 2021

Gracias querida Flor

Conocí a Flor en un grupo de Facebook dedicado a los cuentos, pero en especial a los cuentos infantiles. 

Allí todo el mundo es bienvenido de compartir sus historias y poquito a poco va creciendo. La fundadora de esta gran idea es Manuela del blog Dama de Agua.

Un día Flor publicó allí un cuento de su autoría y tuvo el detalle precioso de dedicármelo. Y es que aunque nos conocemos de hace muy poquito, descubrimos que nos unían algunas cosas.

Hoy traigo su precioso cuento porque me pareció muy bonito y tierno y porque sin ella saberlo tenía tres palabras claves muy significativas para mi: Verano, Olivo y Clara. 

 Aquí os dejo con su historia:

El árbol de los dulces…

Clarita era una niña de 6 años, a la que le gustaba ir de vacaciones a casa de sus abuelos, puesto que los abuelos Vivian en plena naturaleza, en una pequeña casa de campo.

Con unos cuantos animales, conejos, gallinas, patos y un perro.

Siempre que había un puente o se acercaban las vacaciones de verano solían pasar las vacaciones con los abuelos.

A Clarita, le gustaba mucho jugar con Sultán el perro, juagaban al escondite o se iban a recoger caracoles, los días en que había llovido, y estos salían a tomar el sol después de una buena tormenta, también le daba de comer a los animales.

Pero lo que más le gustaba a Clarita, era dormir la siesta debajo de aquel viejo olivo que ya no daba frutos, pues decía su abuela, que estaba enfermo pero le daba pena talarlo, ya que era muy hermoso.

Clarita un día le pregunto a su abuela: _ ¿Qué pasaría si le diésemos un poco de vitaminas de colores, abuela?
A lo que la abuela le contesto _ ¿A qué te refieres, con vitaminas de colores?.... 

_¡ Si , yaya a darle unos caramelos, a lo mejor no está enfermo , y lo que es , es que esta triste , puedo por fa abuela , a lo que la abuela le dio su aprobación , y le dijo _ ¡Lo que puede ocurrir! , es que tus caramelos se los coman las ardillas y los pájaros o las hormigas.

Y juntas se fueron de vuelta a casa, una vez que terminaron de comer, Clarita cogió a su muñeca Petra, y la manta del abuelo y una bolsa de chuches y mientras se preparaba, su pequeño picnic, tendió la manta en el suelo justo debajo del gran olivo y esta le hablo como si fuese su amigo invisible.

_Sé que no estas enfermo, porque lo noto lo que pasa es que estas triste ya que no tienes compañía, que no tienes a quién cobijar debajo de sus hermosas ramas, pero yo estoy aquí para que no te sientas solo Juntos nos haremos compañía mutuamente.

Y como regalo de amistad, te ofrezco unos cuantos caramelos.

Esta se recostó haciéndose un ovillo, y se quedó profundamente dormida, mágicamente una de las raíces del árbol se llevó los cuatro caramelos, que Clarita le había regalado.

Cuando la niña despertó los caramelos ya no estaban.

Volvió a casa, y le contó lo sucedido a su abuela, esta asombrada la miraba, con una mirada tierna de cariño.

La pequeña Clarita , se pasó todo aquél mágico verano poniéndole caramelos a su amigo el viejo árbol , cuando ya estaban dando los últimos coletazos de verano y el veranillo de San Miguel , del árbol floreció unas pequeñas gominolas de fresas , nubes de algodón , caramelos y piruletas de colores.

El árbol, ya no era un viejo olivo. Era un ser vivo y agradecido.

Que en gratitud, por haber pasado todo el verano haciéndole compañía y durmiendo la siesta debajo de sus ramas, este la premio siendo un hermoso árbol de golosinas.

Fin.


Este pequeño cuento se lo quiero dedicar a todos esos niños grandes que jamás dejaron de soñar , y siguen siendo niños aun siendo adultos, y en especial a mi amiga Lua Seomun.

Espero amiga que te guste , este humilde cuento que lo escribí pensando en ti.

Muchas gracias Flor, siempre volver después de mucho tiempo se hace un poco cuesta arriba, porque te encuentras que todo ha cambiado. Pero en esos días justo apareciste tú con tu regalito :) 

Tu cuento me recordó a mi abuelito que era aceitunero, apenas le nombré de puntillas aquí: 

 Indiana Jones. 


Los Blogs de Flor:

El baúl de mis libros y juguetes... Por Flor. 

Los casos del detective Blanxart...

Baúl en obras